martes, 8 de septiembre de 2009

Por qué Mujica no tiene que debatir

Foto de la pagina web de la radio1410 AM Libre, de la periodista Sonia Breccia a Mujica.

José Mujica no necesita presentarse en un debate televisivo para que se conozcan sus ideas. Ha recorrido el país muchas veces yendo a lugares donde nadie ha ido. Lo hizo antes de las elecciones internas y lo hace ahora.
Y si alguien aún no conoce sus propuestas basta con que se acerque a una de las tantas tribunas desde las que el candidato a Presidente por el Frente Amplio se dirige a la gente que concurre a escucharlo.

O que lo siga a través de su audición en la radio M24 FM; o que entre a la página web donde escribe.
Hay otra cosa innegable: Mujica es el político más entrevistado por los periodistas, ya sea en radios, diarios, semanarios, revistas y canales de TV. Es, por lejos, el candidato que tiene más tiempo real de aparición en los medios masivos de información y esto no es de ahora solamente. No tiene que contratar espacios para comunicar sus ideas, se le ofrecen solos. A la vista está.

¿Entonces para qué debatir?

Es seguro que los eventuales oponentes en un debate procurarían sacarlo de sus casillas. Y es conocido también que Mujica se ofusca cuando no lo dejan explicar sus razonamientos. Porque no es un “retrucador”.

Pero tampoco es ningún ignorante. Tiene un pensamiento muy profundo. Simplemente que su ritmo de discurso y exposición de ideas no es apropiado para los debates. Él no gusta de la respuesta rápida, sino de pensar las preguntas y hacer pensar con sus respuestas. No tiene floreos verbales como otros candidatos, que son capaces de reunir un montón de frases impactantes que en el fondo no dicen nada y que son para la tribuna.

Tal vez lo que choca más a un sector de ciudadanos es el vocabulario que utiliza Mujica, que no es el que usan los doctores, contadores, sociólogos, profesionales universitarios varios, que se postulan a distintos cargos de gobierno.

Lo de “m’hijo el dotor” parece que todavía se mantiene vigente en el imaginario cultural de nuestro pueblo. Y no estoy diciendo que apruebe del todo el lenguaje de Mujica, pero lo tomo como viene; él se ha acostumbrado a hablar así, y no es porque sea un inculto o un ignorante, de ningún modo, Mujica es un hombre culto, que ha leído mucho, que se informa continuamente y que tiene muy buenos asesores en los distintos temas.
Hay, también, un programa de gobierno del Frente Amplio, aprobado y publicado desde diciembre del año 2008, en el cual se explicitan las propuestas para un eventual segundo gobierno.

Nadie debería pues desconfiar de José Mujica, porque ha dado pruebas de honestidad, de no quedarse con nada para sí, de no querer nada para sí.
Lo acusan de tendencia al “pobrismo”; tal vez la tenga. Pero lo que sí es seguro que nunca va a tender al “riquismo”, porque nunca va a propiciar que un grupo de muy pocos se enriquezca cada vez más mientras la mayoría se empobrece.
Porque el famoso “hacer crecer la torta para después repartirla” ya sabemos cómo termina.

Y no es que Mujica sea tan ingenuo de creer que con pedir chapas y bolsas de portland, para hacer casas en los asentamientos, va a salvar a la humanidad; pero sabe que a la gente muy hundida en la miseria hay que ayudarla a salir desde lo muy pequeño y cercano, y no con grandes planes de vivienda en la gestión de los cuales alguien se pueda quedar con algunos vueltos.
Algunos de sus discursos de campaña son de barricada, es cierto. Pero todos tienen el mismo mensaje central : la confianza en la potencialidad del ser humano, eso sí sabiendo que la “condición humana” es débil y tiene renunciamientos. Más una fe ciega en la educación de los niños y jóvenes como inversión para el futuro del país.

¿Por qué Mujica tiene ese caudal de votantes que ningún otro candidato tiene? ¿Es que todas las personas que lo siguen son ignorantes? No por cierto. Lo que parecen apreciar en él es a un hombre que no busca nada para sí. Que está más allá de todo interés personal y mundano. Que no lo atrae el poder en sí mismo, sino lo que se podría hacer con ese poder en beneficio del país.
Tal como ha iniciado una Fundación a la que contribuyen con una parte de sus sueldos los ministros y legisladores del sector, también ha dicho que quiere donar su sueldo si es electo presidente.
Salvando las correspondientes distancias históricas, habría que recordar el ejemplo de Artigas, que se fue a Paraguay en la mayor pobreza.

O recordar a Aparicio Saravia, que hipotecaba sus campos para sostener la revolución en la que creía y hasta murió en batalla por ideales, no por dinero ni cargos.
Mujica puede que sea un romántico que cree en utopías. Pero personalmente prefiero un viejo pensador romántico que no quiere nada para sí, en contraposición a un astuto discurseador que parece sabérselas todas pero que ha querido, y quiere, perpetuar una dinastía político-familiar que viene del pasado y se continúa en el presente. Toda ella con claros tintes de derecha ideológica.
Entonces ¿para qué tiene que debatir? ¿para mejorar encuestas de otros candidatos? No. Que mejoren sus performances de otra manera, pero no a costa de lo que Mujica ya consiguió. Esa es mi opinión.

** Wilson Mesa
Atlántida, setiembre de 2009

Este articulo me lo envió un Minuano
Gracias Wilson por tu aporte creo que no debo agregar nada mas.
Hasta la próxima Estela

2 comentarios:

Ricardo Chichet Taddei dijo...

Impresionante. Cuánta razón en esas reflexiones.

Anónimo dijo...

Un aplauso de pie para este señor Wilson Mesa, no tenia claro a quien votar pero ahora me decido Voto al Pepe.
Gracias amiga por invitarme a pasar por ahi mejorate
besos Andrea

 
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