Hasta la fecha no he podido volver, aunque espero que pronto llegue ese día para ver con grata sorpresa que Uruguay y su gente han mejorado su nivel de vida. Minetras espero, sigo como siempre, tomando mate cada mañana.
El Semanario Arequita entrevistó a Pilar Fenández Barral (Pulse aquí)
sábado, 30 de enero de 2010
Nuevo Espacio desde Barcelona
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jueves, 28 de enero de 2010
DISCURSO DE JOSÉ MUJICA
En el encuentro con los intelectuales, en el Palacio Legislativo. 29 de abril de 2009
Queridos amigos:
La vida ha sido extraordinariamente generosa conmigo. Me ha dado un sinfín de satisfacciones más allá de lo que nunca me hubiera atrevido a soñar.
Casi todas son inmerecidas. Pero ninguna más que la de hoy: encontrarme ahora aquí, en el corazón de la democracia uruguaya, rodeado de cientos de cabezas pensantes.
¡Cabezas pensantes! A diestra y siniestra.
Cabezas pensantes a troche y moche, cabezas pensantes pa’ tirar pa’ arriba.
¿Se acuerdan de Rico Mac Pato, aquel tío millonario del pato Donald que nadaba en una piscina llena de billetes? El tipo había desarrollado una sensualidad física por el dinero.
Me gusta pensarme como alguien que le gusta darse baños en piscinas llenas de inteligencia ajena, de cultura ajena, de sabiduría ajena. Cuanto más ajena, mejor.
Cuanto menos coincide con mis pequeños saberes, mejor.
El semanario BÚSQUEDA tiene una hermosa frase que usa como insignia:
“Lo que digo no lo digo como hombre sabedor, sino buscando junto con vosotros”.
Por una vez estamos de acuerdo. ¡Si estaremos de acuerdo!
Lo que digo, no lo digo como chacarero sabiondo, ni como payador leído, lo digo buscando con ustedes. Lo digo, buscando, porque sólo los ignorantes creen que la verdad es definitiva y maciza, cuando apenas es provisoria y gelatinosa. Hay que buscarla porque anda corriendo de escondite en escondite. Y pobre del que emprenda en soledad esta cacería.
Hay que hacerlo con ustedes, con los que han hecho del trabajo intelectual la razón de su vida. Con los que están aquí y con los muchos más que no están.
DE TODAS LAS DISCIPLINAS
Si miran para el costado van a encontrar seguramente algunas caras conocidas porque se trata de gente que se desempeña en espacios de trabajo afines. Pero van a encontrar mucho más caras que les son desconocidas, porque la regla de esta convocatoria ha sido la heterogeneidad.
Aquí están los que se dedican a trabajar con átomos y moléculas y los que se dedican a estudiar las reglas de la producción y el intercambio en la sociedad.
Hay gente de las ciencias básicas y de su casi antípoda, las ciencias sociales; gente de la biología y del teatro, y de la música, de la educación, del derecho y del carnaval.
Y en tren de que no falte nada, hay gente de la economía, de la macroeconomía, de la microeconomía, de la economía comparada y hasta alguno de la economía doméstica.
Todas cabezas pensantes, pero que piensan en distintas cosas y pueden contribuir desde sus distintas disciplinas a mejorar este país.
Y mejorar este país significa muchas cosas, pero desde los acentos que queremos para esta jornada, mejorar el país significa empujar los complejos procesos que multipliquen por mil el poderío intelectual que aquí está reunido.
Mejorar el país, significa que dentro de veinte años, para un acto como este no alcance el Estadio Centenario, porque al Uruguay le salen ingenieros, filósofos y artistas hasta por las orejas. No es que queramos un país que bata los récords mundiales por el puro placer de hacerlo. Es porque está demostrado que, una vez que la inteligencia adquiere un cierto grado de concentración en una sociedad, se hace contagiosa.
INTELIGENCIA DISTRIBUIDA
Si un día llenamos estadios de gente formada va a ser porque afuera, en la sociedad, hay cientos de miles de uruguayos que han cultivado su capacidad de pensar.
La inteligencia que le rinde a un país es la inteligencia distribuida.
Es la que no está sólo guardada en los laboratorios o las universidades, sino la que anda por la calle.
La inteligencia que se usa para sembrar, para tornear, para manejar un autoelevador o para programar una computadora. Para cocinar, para atender bien a un turista, es la misma inteligencia. Unos subirán más escalones que otros, pero es la misma escalera.
Y los peldaños de abajo son los mismos para la física nuclear que para el manejo de un campo. Para todo se precisa la misma mirada curiosa, hambrienta de conocimiento y muy inconformista.
Se termina sabiendo, porque antes supimos estar incómodos por no saber.
Aprendemos porque tenemos picazón y eso se adquiere por contagio cultural, casi cuando abrimos los ojos al mundo.
Sueño con un país en el que los padres le muestren el pasto a los hijos chicos y le digan: “¿Sabés qué es eso?, es una planta procesadora de la energía del sol y de los minerales de la tierra”.
O que les muestren el cielo estrellado y hagan piecito en ese espectáculo para hacerlos pensar en los cuerpos celestes, en la velocidad de la luz y en la transmisión de las ondas.
Y no se preocupen, que esos uruguayos chicos igual van a seguir jugando al fútbol. Sólo que, en una de esas, mientras ven picar la pelota puedan pensar a la vez en la elasticidad de los materiales que la hacen rebotar.
CAPACIDAD DE INTERROGARSE
Había un dicho: “No le des pescado a un niño, enséñale a pescar”.
Hoy deberíamos decir: “No le des un dato al niño, enséñale a pensar”.
Tal como vamos, los depósitos de conocimiento no van a estar más dentro de nuestras cabezas, sino ahí afuera, disponibles para buscarlos por Internet.
Ahí va a estar toda la información, todos los datos, todo lo que ya se sabe. En otras palabras, van a estar todas las respuestas.
Lo que no van a estar son todas las preguntas. En la capacidad de interrogarse va a estar la cosa.
En la capacidad de formular preguntas fecundas, que disparen nuevos esfuerzos de investigación y aprendizaje.
Y eso está allá abajo, marcado casi en el hueso de nuestra cabeza, tan hondo que casi no tenemos conciencia. Simplemente aprendemos a mirar el mundo con un signo de interrogación, y esa se vuelve la manera natural de mirar el mundo.
Se adquiere temprano y nos acompaña toda la vida. Y sobre todo, queridos amigos, se contagia.
En todos los tiempos, han sido ustedes, los que se dedican a la actividad intelectual, los encargados de desparramar la semilla.
O para decirlo con palabras que nos son muy queridas: ustedes han sido los encargados de encender la admirable alarma.
Por favor, vayan y contagien. ¡No perdonen a nadie!
Necesitamos un tipo de cultura que se propague en el aire, entre en los hogares, se cuele en las cocinas y esté hasta en el cuarto de baño.
Cuando se consigue eso, se ganó el partido casi para siempre. Porque se quiebra la ignorancia esencial que hace débiles a muchos, una generación
tras otra.
EL CONOCIMIENTO ES PLACER
Necesitamos masificar la inteligencia, primero que nada para hacernos productores más potentes. Y eso es casi una cuestión de supervivencia.
Pero en esta vida, no se trata sólo de producir: también hay que disfrutar.
Ustedes saben mejor que nadie que en el conocimiento y la cultura no sólo hay esfuerzo sino también placer.
Dicen que la gente que trota por la rambla, llega un punto en el que entra en una especie de éxtasis donde ya no existe el cansancio y sólo queda el placer.
Creo que con el conocimiento y la cultura pasa lo mismo. Llega un punto donde estudiar, o investigar, o aprender, ya no es un esfuerzo y es puro disfrute.
¡Qué bueno sería que estos manjares estuvieran a disposición de mucha gente!
Qué bueno sería, si en la canasta de la calidad de la vida que el Uruguay puede ofrecer a su gente, hubiera una buena cantidad de consumos intelectuales.
No porque sea elegante sino porque es placentero.
Porque se disfruta, con la misma intensidad con la que se puede disfrutar un plato de tallarines.
¡No hay una lista obligatoria de las cosas que nos hacen felices!
Algunos pueden pensar que el mundo ideal es un lugar repleto de shopping centers.
En ese mundo la gente es feliz porque todos pueden salir llenos de bolsas de ropa nueva y de cajas de electrodomésticos… No tengo nada contra esa visión, sólo digo que no es la única posible.
Digo que también podemos pensar en un país donde la gente elige arreglar las cosas en lugar de tirarlas, elige un auto chico en lugar de un auto grande, elige abrigarse en lugar de subir la calefacción.
Despilfarrar no es lo que hacen las sociedades más maduras. Vayan a Holanda y vean las ciudades repletas de bicicletas. Allí se van a dar cuenta de que el consumismo no es la elección de la verdadera aristocracia de la humanidad. Es la elección de los noveleros y los frívolos.
Los holandeses andan en bicicleta, las usan para ir a trabajar pero también para ir a los conciertos o a los parques.
Porque han llegado a un nivel en el que su felicidad cotidiana se alimenta tanto de consumos materiales como intelectuales.
Así que amigos, vayan y contagien el placer por el conocimiento.
En paralelo, mi modesta contribución va a ser tratar de que los uruguayos anden de bicicleteada en bicicleteada…
INCONFORMISMO
Les pedía antes que contagien la mirada curiosa del mundo, que está en el ADN del trabajo intelectual. Y ahora agrando el pedido y les ruego que contagien inconformismo.
Estoy convencido que este país necesita una nueva epidemia de inconformismo como la que los intelectuales generaron décadas atrás.
En el Uruguay, los que estamos en el espacio político de la izquierda somos hijos o sobrinos de aquel semanario Marcha del gran Carlos Quijano.
Aquella generación de intelectuales se había impuesto a sí misma la tarea de ser la conciencia crítica de la nación. Anduvieron con alfileres en la mano pinchando globos y desinflando mitos.
Sobre todo el mito del Uruguay multicampeón.
Campeón de la cultura, de la educación, del desarrollo social y de la democracia.
¡Qué íbamos a ser campeones de nada! Y menos en esos años, en las décadas de los cincuenta y sesenta, donde el único récord que supimos conseguir fue la del país de Latinoamérica que menos creció en veinte años.
Sólo nos superó Haití en ese ranking.
Esos intelectuales ayudaron a demoler aquel Uruguay de la siesta conformista.
Con todos sus defectos, preferimos esta etapa, donde estamos más humildes y ubicados en la real estatura que tenemos en el mundo.
Pero tenemos que recuperar aquel inconformismo y tratar de metérselo debajo de la piel al Uruguay entero.
Antes les decía que la inteligencia que le sirve a un país es la inteligencia distribuida.
Ahora les digo que el inconformismo que le sirve a un país es el inconformismo distribuido.
El que ha invadido la vida de todos los días y nos empuja a preguntarnos si lo que estoy haciendo no se puede hacer mejor.
El inconformismo está en la naturaleza misma del trabajo que ustedes hacen.
Se precisa que se nos haga a todos una segunda naturaleza.
Una cultura del inconformismo es la que no nos deja parar hasta conseguir más kilos por hectárea de trigo o más litros por vaca lechera.
Todo, absolutamente todo, se puede hacer hoy un poco mejor que ayer.
Desde tender la cama de un hotel a matrizar un circuito integrado.
Necesitamos una epidemia de inconformismo. Y eso también es cultural, eso también se irradia desde el centro intelectual de la sociedad a su periferia.
Es el inconformismo el que ha ganado el respeto a pequeñas sociedades y a lo que hacen.
Ahí andan los suizos, cuatro gatos locos como nosotros, que se dan el lujo de andar por ahí vendiendo calidad suiza o precisión suiza.
Yo diría que lo que de verdad venden es inteligencia e inconformismo suizos, ese que tienen desparramado por toda la sociedad.
LA EDUCACION ES EL CAMINO
Y amigos, el puente entre este hoy y ese mañana que queremos tiene un nombre y se llama educación. Y mire que es un puente largo y difícil de cruzar.
Porque una cosa es la retórica de la educación y otra cosa es que nos decidamos a hacer los sacrificios que implica lanzar un gran esfuerzo educativo y sostenerlo en el tiempo.
Las inversiones en educación son de rendimiento lento, no le lucen a ningún gobierno, movilizan resistencias y obligan a postergar otras demandas.
Pero hay que hacerlo. Se lo debemos a nuestros hijos y nietos.
Y hay que hacerlo ahora, cuando todavía está fresco el milagro tecnológico de Internet y se abren oportunidades nunca vistas de acceso al conocimiento.
Yo me crié con la radio, vi nacer la televisión, después la televisión en colores, después las transmisiones por satélite.
Después resultó que en mi televisor aparecían cuarenta canales, incluidos los que trasmitían en directo desde Estados Unidos, España e Italia.
Después los celulares y después la computadora, que al principio sólo servía para procesar números.
Cada una de esas veces, me quedé con la boca abierta.
Pero ahora con Internet se me agotó la capacidad de sorpresa.
Me siento como aquellos humanos que vieron una rueda por primera vez.
O como los que vieron el fuego por primera vez.
Uno siente que le tocó en suerte vivir un hito en la historia.
Se están abriendo las puertas de todas las bibliotecas y de todos los museos; van a estar a disposición, todas las revistas científicas y todos los libros del mundo. Y probablemente todas las películas y todas las músicas del mundo. Es abrumador.
Por eso necesitamos que todos los uruguayos y sobre todo los uruguayitos sepan nadar en ese torrente.
Hay que subirse a esa corriente y navegar en ella como pez en el agua.
Lo conseguiremos si está sólida esa matriz intelectual de la que hablábamos antes.
Si nuestros chiquilines saben razonar en orden y saben hacerse las preguntas que valen la pena.
Es como una carrera en dos pistas, allá arriba en el mundo el océano de información, acá abajo preparándonos para la navegación trasatlántica.
Escuelas de tiempo completo, facultades en el interior, enseñanza terciaria masificada.
Y probablemente, inglés desde el preescolar en la enseñanza pública.
Porque el inglés no es el idioma que hablan los yanquis, es el idioma con el que los chinos se entienden con el mundo.
No podemos estar afuera. No podemos dejar afuera a nuestros chiquilines.
Esas son las herramientas que nos habilitan a interactuar con la explosión universal del conocimiento.
Este mundo nuevo no nos simplifica la vida, nos la complica.
Nos obliga a ir más lejos y más hondo en la educación. No hay tarea más grande delante de nosotros.
EL IDEALISMO AL SERVICIO DEL ESTADO
Queridos amigos, estamos en tiempos electorales. En benditos y malditos tiempos electorales.
Malditos, porque nos ponen a pelear y a correr carreras entre nosotros.
Benditos, porque nos permiten la convivencia civilizada.
Y otra vez benditos, porque con todas sus imperfecciones, nos hacen dueños
de nuestro destino. Aquí todos aprendimos que es preferible la peor democracia a la mejor dictadura.
En los tiempos electorales, todos nos organizamos en grupos, fracciones y partidos, nos rodeamos de técnicos y profesionales, y desfilamos frente al
soberano. Hay adrenalina y entusiasmo.
Pero después, alguien gana y alguien pierde. Y eso no debería ser un drama.
Con unos o con otros, la democracia uruguaya seguirá su camino e irá encontrando las fórmulas hacia el bienestar. Nos toque el lugar que nos toque, allí vamos a estar tratando de poner el hombro. Y estoy seguro de que ustedes también.
La sociedad, el Estado y el Gobierno precisan de sus muchos talentos.
Y precisan aún más de su actitud idealista.
Los que estamos aquí, nos acercamos a la política para servir, NO para servirnos del Estado.
La buena fe es nuestra única intransigencia. Casi todo lo demás es negociable.
Gracias por acompañarme.
Hasta pronto amigos y mil gracias Wilson por tu gran colaboracion
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Etiquetas: discurso, jose mujica, palacio lesgilativo, Pepe, uruguay
viernes, 22 de enero de 2010
Sexualidad reproductiva. Un sistema en equilibrio naturalmente estable
Existe en el genoma humano la clave para que la relación numérica de los diferentes sexos se mantenga en un equilibrio estable, acorde con la función y necesidades reproductivas, pero que las costumbres, creencias y prácticas profesionales pueden afectar. Trataré de explicarlo a mi manera lo más claro posible en los siguientes numerales:
I) Para este análisis consideraremos en todos los casos el “Ser Promedio”, que responde a una síntesis de los grandes números y por lo tanto no es aplicable a casos particulares, los que difícilmente coinciden con los promedios, esto implica además no considerar patologías, anomalías ni obviamente cualquier apartamiento de los promedios en casos particulares. Hecha esta aclaración continuemos el análisis.
II) Biológicamente el sexo se determina por la combinación de los cromosomas X e Y, la mujer tiene dos X (XX) y el hombre la combinación de ambos (XY); es así que en la unión de una mujer y un hombre, donde cada uno aporta un sólo cromosoma, el producto tendrá en principio "idéntica" probabilidad de resultar como XX o como XY. La mujer aporta uno de sus cromosomas “X” mediante el Óvulo, por lo que todos los óvulos son X, mientras que el varón aporta uno de los suyos mediante el espermatozoide, por lo que existen dos tipos de espermatozoides: el X y el Y.
III) Ambos espermatozoides son promedialmente muy deferentes entre sí, y esas diferencias son las siguientes:
III.1) El espermatozoide Y es más veloz, pudiendo desplazarse con mayor velocidad en el medio vaginal.
III.2) El espermatozoide X es más resistente, pudiendo permanecer más tiempo en el medio vaginal.
IV) Pero estas características propias del varón no son las únicas que permiten controlar por la naturaleza el equilibrio numérico entre los sexos. Existe otro factor propio de la mujer que influye para ello: En promedio el Óvulo permanece 4 días con vida luego de la ovulación, mientras que en promedio un espermatozoide vive 2 días. Es así que el lapso de fertilidad promedial de la mujer es asimétrico respecto al momento de la ovulación, y transcurre desde 2 días antes hasta 4 días después de la ovulación (en total 6 días de fertilidad en cada período menstrual de la mujer).
V) Retomemos entonces el análisis, y simplifiquemos el modelo considerando que el óvulo permanece siempre en el mismo lugar (en realidad durante sus 4 días de vida promedial el óvulo se va desplazando de modo tal que se va acortando la distancia que tienen que recorrer los espermatozoides para fecundarlo).
VI) Con estos datos podemos concluir sin mayor esfuerzo que si la relación sexual ocurre en los 2 días previos a la ovulación, en el momento de la ovulación ya habrá más espermatozoides con el cromosoma X para fecundar el óvulo, porque han resistido mejor la espera, por lo que sin importar la velocidad es más probable que se engendre un bebé femenino. Por el contrario, si la relación sexual se produce en los 4 días siguientes a la ovulación, no importa la longevidad de cada espermatozoide, sino la velocidad con que llegue al óvulo, por lo que es más probable que se engendre un bebé masculino. Pudiéndose controlar la probabilidad del sexo del bebé forzando las relaciones sexualmente reproductivas para antes o después de la ovulación. Pero continuemos con nuestro análisis de como la naturaleza utiliza esto para controlar el equilibrio numérico de los sexos.
VII) Es muy fácil comprender con este modelo lo que las estadísticas han descubierto en varios estudios médicos: Qué en un matrimonio joven y reciente que desea el nacimiento de un hijo es más probable el nacimiento de una niña; ello se debe a que cuando la mujer ovula ya tiene una acumulación de espermatozoides esperando al óvulo, donde los “X” son mayoría por cuestión de resistencia; igual razonamiento podría realizarse en caso de la poligamia femenina; lo que nos lleva a la conclusión de que ante una catástrofe de la cual la raza Humana subsistiera con pocas mujeres, el equilibrio se obtendría en pocas generaciones.
VIII) Pero mi padre también me explicaba por qué en Paraguay, cuando luego de la Guerra de la triple alianza escasearon los hombres, nacían más niños que niñas. La razón fue la poligamia masculina, lo que ocasionaba que durante un mismo período menstrual una misma mujer muy improbablemente tuviera más que una relación sexualmente reproductiva, lo que a su vez implicaba que era más probable que esa relación ocurriera durante los 4 días luego de la ovulación que durante los 2 días previos (por una cuestión simple de que 4 es mayor que 2), esto hacía que por cada niña nacieran hasta 2 varones en el Paraguay de aquellos tiempos.
Hecho este análisis con los “seres promedio”, podemos concluir que la cuestión numérica de los sexos implica un sistema en equilibrio naturalmente estable, y que el genoma humano está preparado para rectificar en pocas generaciones cualquier apartamiento de ese equilibrio numérico que pudiera ocasionarse por catástrofes que lo afectaran; y ello se logra mediante las relaciones de poligamia que se dan ante la escasez de uno de los sexos, ya que ocasionan el nacimiento mayoritario de bebés del mismo sexo del que ejerce la poligamia.
Publicado por Homero Estrada Taddei 8 comentarios